En agosto de 2025, Ucrania ha intensificado su ofensiva militar en el este del país, especialmente en la región de Donetsk, tras recibir una nueva ola de ayuda militar por parte de los países de la OTAN. Este paquete incluye misiles de largo alcance, sistemas antiaéreos de última generación y drones tácticos avanzados, que han sido claves para cambiar el equilibrio en el terreno.

Durante las últimas dos semanas, las Fuerzas Armadas de Ucrania han recuperado cinco pueblos estratégicos cerca de Bajmut y han logrado cortar rutas de suministro rusas. Según el Ministerio de Defensa ucraniano, las tropas avanzan lentamente pero con eficacia, utilizando tácticas combinadas de artillería de precisión y ataques nocturnos con drones.

Las fuerzas ucranianas avanzan en Donetsk tras recibir armamento de largo alcance

Rusia ha respondido con una nueva oleada de bombardeos sobre infraestructuras civiles en Járkov y Zaporiyia, provocando al menos 90 víctimas y daños importantes en hospitales y escuelas. Moscú también ha advertido que el suministro continuo de armas occidentales aumentará las tensiones con la OTAN, a la que acusa de estar involucrada de forma directa en el conflicto.

Mientras tanto, Naciones Unidas ha renovado sus llamados al diálogo. El secretario general António Guterres afirmó que “la escalada militar solo traerá más sufrimiento a la población civil”. No obstante, las negociaciones parecen lejos de reanudarse, ya que ambas partes mantienen posturas irreconciliables.

El conflicto, que comenzó con la invasión rusa en febrero de 2022, ha dejado más de 300.000 muertos, millones de desplazados y una profunda crisis humanitaria en la región. Pese al cansancio internacional, el apoyo occidental a Ucrania se mantiene firme.

La guerra en Ucrania sigue siendo uno de los conflictos más relevantes del mundo, con consecuencias globales en seguridad energética, geopolítica y derechos humanos.