En 2025, los llamados tornados de fuego —también conocidos como firenados— han captado la atención mundial tras su aparición en incendios forestales como el de Deer Creek, Utah, donde una columna giratoria de llamas arrasó más de 36 km² de pastizales secos. Este fenómeno se forma cuando el calor extremo de un incendio se combina con vientos turbulentos y aire seco, generando un vórtice que eleva llamas, humo y escombros en espiral. A diferencia de los tornados clásicos, los firenados nacen directamente del fuego, alcanzando temperaturas tan altas que pueden derretir metal y lanzar brasas a kilómetros de distancia.
Remolinos ardientes, vientos destructivos y temperaturas letales: así se forma el “firenado”
Su peligrosidad radica en que intensifican el incendio, lo propagan con mayor velocidad y alteran su comportamiento de forma impredecible. Los vientos dentro del vórtice pueden derribar árboles y estructuras, mientras que las brasas transportadas pueden iniciar nuevos focos de fuego. Aunque son raros, el cambio climático y la frecuencia de incendios forestales han aumentado su aparición, convirtiéndolos en una amenaza creciente para bomberos, comunidades rurales y ecosistemas vulnerables. Conocer cómo se forman y actuar con rapidez ante su presencia es clave para mitigar sus efectos devastadores.