El rugby tiene una historia profunda en Rumanía. Durante la Guerra Fría, el país fue una potencia emergente, con victorias sobre selecciones como Francia y Gales. Los «Stejarii» (Robles) participaron en todas las Copas del Mundo desde 1987 hasta 2015, siendo respetados por su estilo físico y disciplinado.
Los Stejarii luchan por recuperar su lugar en el rugby europeo
En las últimas décadas, sin embargo, el rugby rumano ha perdido terreno frente a países como Georgia y Portugal. Problemas financieros, escasa promoción y falta de recambio generacional afectaron al desarrollo del deporte a nivel nacional.
Aun así, el rugby sigue vivo gracias a clubes como Steaua București, Baia Mare y Dinamo, que continúan formando jugadores y compitiendo a nivel regional. Además, el campeonato nacional se ha profesionalizado parcialmente y el interés por el rugby 7s y el rugby femenino está creciendo.
La selección nacional masculina ha regresado a la Copa Mundial de Rugby en 2023 tras una exclusión polémica en 2019. Su objetivo ahora es fortalecer su posición en el Rugby Europe Championship y clasificar de forma estable a futuras citas mundialistas.
Para lograrlo, la federación necesita más apoyo financiero, alianzas educativas y mejores instalaciones. Si se logra un plan a largo plazo, el rugby puede recuperar su rol histórico como uno de los deportes de referencia en Rumanía.