El nombre Macintosh, que dio origen a la icónica línea de ordenadores Mac de Apple, no fue producto de una compleja estrategia de marketing ni de un acrónimo tecnológico, sino de una simple y deliciosa inspiración culinaria. La historia comienza con Jef Raskin, el pionero e ingeniero de interfaz que concibió y lideró el proyecto de un ordenador personal accesible a finales de la década de 1970. Raskin buscaba un nombre en clave amigable y decidió bautizar su proyecto como «Macintosh» en honor a su variedad de manzana favorita: la McIntosh Red. Esta fruta, popular en Estados Unidos y Canadá, era conocida por su sabor jugoso y dulce. Raskin simplemente adoptó el nombre, pero se vio obligado a modificar ligeramente la ortografía a «Macintosh» para evitar problemas legales con una empresa de equipos de audio de Boston que ya poseía los derechos del nombre «McIntosh».
La Manzana Favorita del Creador: Jef Raskin y su Homenaje Frutal
La elección del nombre no fue casual, pues se alineaba perfectamente con la filosofía fundacional de Apple, que ya había optado por una fruta sencilla y cotidiana como marca. El Macintosh 128K, lanzado en 1984, se convirtió en el primer ordenador personal en comercializarse con éxito utilizando una interfaz gráfica de usuario (GUI) y un ratón, una visión que Raskin había defendido incansablemente. A pesar de que Steve Jobs se involucró intensamente en el proyecto más tarde y finalmente adquirió los derechos del nombre en 1986, la esencia y el homenaje de Raskin perduraron. Con el tiempo, el nombre se acortó a su forma actual, «Mac«, pero sigue llevando consigo la sencillez, la accesibilidad y el toque personal que su creador original quiso transmitir. Así, cada vez que se menciona un Mac, se rinde tributo a aquella humilde manzana que marcó un antes y un después en la historia de la tecnología.