Sumergirse en bañeras con hielo se ha convertido en una tendencia viral entre deportistas, influencers y aficionados al bienestar, quienes aseguran que esta práctica ayuda a reducir la inflamación, acelerar la recuperación muscular y mejorar la salud mental. Sin embargo, la ciencia ha comenzado a advertir sobre los riesgos que conlleva esta exposición extrema al frío, especialmente si se realiza sin supervisión médica o preparación adecuada. Estudios recientes indican que, aunque los baños en hielo pueden ofrecer ciertos beneficios cuando se aplican correctamente, también pueden desencadenar respuestas peligrosas en el cuerpo, como hipotermia, arritmias cardíacas o incluso pérdida de conciencia. Personas con enfermedades cardiovasculares, presión arterial inestable o afecciones respiratorias deben evitar esta práctica, ya que el impacto súbito del frío puede alterar el ritmo cardíaco y causar estrés fisiológico severo. Además, prolongar la exposición al hielo más allá de los tiempos recomendados (habitualmente de 5 a 10 minutos) puede dañar tejidos y empeorar lesiones existentes.
Beneficios reales y peligros ocultos de una tendencia cada vez más popular
Los especialistas también señalan que los efectos positivos de las bañeras con hielo no están completamente comprobados para la población general. Si bien atletas de alto rendimiento pueden beneficiarse ocasionalmente del frío como parte de un programa controlado de recuperación, no existe evidencia concluyente de que mejore el rendimiento deportivo a largo plazo o que sea superior a otras técnicas más seguras, como el descanso activo o la compresión muscular. Otro factor a considerar es el impacto psicológico: si bien algunas personas reportan una sensación de bienestar después del baño en hielo, esto puede estar más relacionado con la liberación de endorfinas por el estrés agudo que con un beneficio fisiológico real. Además, la presión social y la viralización en redes ha llevado a muchos a intentar este método sin preparación, aumentando los accidentes relacionados. Los expertos recomiendan precaución, asesoramiento profesional y moderación. En resumen, meterse en bañeras con hielo puede ser útil en contextos muy específicos y controlados, pero no es una práctica libre de riesgos. Antes de seguir esta moda, es importante entender sus verdaderos efectos y tomar decisiones informadas para cuidar la salud.