Un incendio se desató en el recinto de la COP30 en Belém, Brasil, lo que obligó a la evacuación de uno de los pabellones donde se llevaban a cabo las negociaciones de la cumbre climática.
Aunque el fuego fue controlado sin pérdidas humanas importantes, 13 personas fueron atendidas por inhalación de humo.
Este incidente interrumpe negociaciones decisivas, justo cuando los delegados intentaban cerrar acuerdos clave sobre financiamiento climático, reducción de combustibles fósiles y medidas de transparencia ambiental.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, hizo un llamado a la cooperación y a que los países ricos asuman su responsabilidad financiera para apoyar la adaptación climática.
Análisis: Este evento pone en evidencia las tensiones físicas y logísticas que pueden existir incluso en espacios diplomáticos de alta relevancia. Más allá del simbolismo —un fuego en plena cumbre del clima—, la interrupción podría retrasar decisiones urgentes para la acción climática internacional. Además, el llamado de Guterres subraya la disparidad entre países desarrollados y en desarrollo: si no se cierran compromisos sustanciales de financiamiento, los acuerdos podrían quedarse en papel sin un impacto real. Este tipo de crisis también puede debilitar la percepción de efectividad de estos encuentros si los participantes no logran traducir las negociaciones en resultados concretos.