La polémica alrededor del Balón de Oro en el Paris Saint-Germain (PSG) ha alcanzado un nuevo nivel tras las declaraciones de Achraf Hakimi, que han generado una fuerte división dentro del vestuario. El lateral marroquí cuestionó públicamente la elección de Ousmane Dembélé como uno de los favoritos para el prestigioso premio, afirmando que existen otros jugadores con méritos superiores dentro del club. Estas palabras no fueron bien recibidas por sus compañeros, quienes ven en el Balón de Oro un reconocimiento justo y merecido, especialmente tras la destacada temporada de Dembélé. La tensión entre Hakimi y varios jugadores clave ha puesto en evidencia la fragilidad de la cohesión interna del PSG, justo en un momento crucial de la temporada donde el equipo busca consolidar su liderazgo en la Ligue 1 y avanzar con fuerza en la Champions League.
Las tensiones internas crecen tras la polémica nominación al premio individual
La ruptura en la unidad del vestuario del PSG también ha sido aprovechada por medios deportivos y aficionados para cuestionar la estabilidad del club francés en torno a sus estrellas. Las divisiones internas no solo afectan el ambiente en los entrenamientos, sino que podrían impactar negativamente en el rendimiento colectivo. La polémica por el Balón de Oro se suma a otros conflictos recientes relacionados con la gestión del equipo y la distribución de minutos en cancha, creando un clima de incertidumbre en el plantel. La dirección técnica y administrativa del PSG ahora enfrenta el desafío de recuperar la armonía entre sus figuras, promoviendo el respeto y la unidad para evitar que las disputas personales debiliten el potencial deportivo de uno de los clubes más poderosos de Europa. En definitiva, la controversia desatada por Hakimi sobre la nominación de Dembélé al Balón de Oro revela cómo las rivalidades internas pueden trascender lo deportivo y convertirse en un foco de atención mediática que afecta la imagen y el desempeño del equipo.