El fútbol es, sin duda, el deporte más popular en Rumanía. Durante los años 80 y 90, el país vivió su época dorada con la generación de Gheorghe Hagi y la legendaria victoria del Steaua Bucarest en la Copa de Europa de 1986. Sin embargo, desde principios del siglo XXI, el fútbol rumano ha enfrentado una crisis estructural: corrupción, mala gestión financiera y pérdida de competitividad internacional.
Clubes históricos y jóvenes talentos buscan recuperar el protagonismo
Pese a las dificultades, en los últimos años ha comenzado un lento pero firme proceso de renovación. Clubes como CFR Cluj, FCSB y Universitatea Craiova han invertido en academias juveniles y modernización de infraestructuras. Además, la Liga I ha aumentado su visibilidad gracias a transmisiones internacionales y mejoras en su organización.
La selección nacional también muestra señales de recuperación. Una nueva generación de talentos, encabezada por Ianis Hagi, busca devolver a Rumanía a los torneos mayores. La clasificación a la Eurocopa 2024 fue vista como un punto de inflexión para el fútbol nacional.
El desafío sigue siendo doble: profesionalizar la gestión de los clubes y fomentar el fútbol base en todo el país. Si se logra mantener el rumbo actual, el fútbol rumano puede volver a ocupar un lugar destacado en el panorama europeo.