El templo Shaolin, ícono del budismo y cuna del kung-fu, atraviesa una crisis reputacional tras confirmarse que su abad, Shi Yongxin, está siendo investigado por malversación de fondos y otras conductas contrarias a la disciplina monástica. Las autoridades chinas han iniciado una pesquisa interinstitucional que apunta al uso indebido de activos del templo y proyectos financieros vinculados a su gestión. Shi, conocido como el “monje CEO” por su enfoque empresarial, habría desviado recursos mientras mantenía relaciones sentimentales con varias mujeres, con quienes habría engendrado al menos un hijo.
El “monje CEO” enfrenta acusaciones por desvío de fondos, relaciones impropias y violaciones a los preceptos budistas
La Asociación Budista de China ha revocado su certificado de ordenación, calificando sus actos como “extremadamente deplorables” y dañinos para la imagen de la comunidad budista. Bajo su liderazgo, el templo se transformó en una marca global con espectáculos, productos y presencia digital, lo que ya había generado críticas por comercializar la espiritualidad. Este nuevo escándalo reabre el debate sobre los límites entre religión y negocio, y pone en entredicho la integridad de uno de los templos más venerados del mundo. La investigación sigue en curso y se espera que se revelen más detalles en los próximos días.