Vick VapoRub, ese ungüento mentolado que muchos asocian con cuidado materno y noches febriles, tiene sus raíces en el ingenio farmacéutico del siglo XX. Fue creado por Lunsford Richardson, un boticario de Carolina del Norte, Estados Unidos, en 1890. Originalmente llamado “Richardson’s Croup and Pneumonia Cure Salve”, su fórmula combinaba mentol, alcanfor, eucalipto y otros ingredientes naturales para aliviar los síntomas de resfriado y gripe. Tras observar su efectividad en sus propios hijos, Richardson decidió comercializar el producto bajo la marca “Vick”, en honor a su cuñado, el Dr. Joshua Vick.
Descubre cómo un remedio casero se convirtió en un ícono global de alivio para la congestion
Su popularidad explotó durante la pandemia de gripe de 1918, cuando millones buscaron remedios accesibles para el alivio respiratorio. Vick VapoRub se convirtió en una solución confiable por su aplicación externa, evitando riesgos de consumo oral. Desde entonces, ha viajado por generaciones y fronteras, adaptándose a tradiciones familiares y rituales caseros. Hoy, no solo es sinónimo de bienestar nasal, sino también protagonista de curiosos usos alternativos: desde aliviar pies cansados hasta combatir la tos nocturna. Este pequeño frasco azul ha pasado de ser un experimento local a ser parte de la memoria colectiva del cuidado cotidiano.