El seleccionador nacional, Luis de la Fuente, ha reabierto de forma indirecta las heridas con el técnico del FC Barcelona, Hansi Flick, después de las acusaciones cruzadas en torno a la gestión física de la joven estrella culé, Lamine Yamal. La polémica se desató cuando el extremo regresó de la última Fecha FIFA con unas molestias en el pubis que lo obligaron a causar baja con su club. Flick, visiblemente molesto, cargó públicamente contra la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y De la Fuente, aludiendo que el jugador había viajado con dolor, recibió analgésicos para jugar y disputó más de 70 minutos en dos partidos a pesar de que el marcador era favorable. El técnico alemán fue tajante: «Esto no es cuidar a los jugadores», lamentando además la falta de comunicación fluida con el seleccionador español debido a las barreras idiomáticas. Este intercambio de críticas puso en relieve la eterna fricción entre la necesidad de los clubes de proteger a sus activos y el derecho de las selecciones de contar con sus mejores talentos, especialmente en un calendario cada vez más saturado.
Lamine Yamal, el Epicentro de un Conflicto que Resucita la Tensión entre Clubes y Selecciones
La respuesta inicial de De la Fuente, al ser preguntado por las quejas de Flick, echó más leña al fuego al afirmar de manera contundente: «No me acuerdo qué dijo Flick, ni me interesa». Si bien el seleccionador español ha intentado rebajar la tensión posteriormente, asegurando que no existe un «conflicto» real ni con Flick ni con el Barcelona, y que se siente «total y absolutamente apoyado» por la Federación, el tono de sus primeras declaraciones avivó la controversia mediática. De la Fuente defendió la postura de que ningún jugador convocado por la selección juega si no está en condiciones óptimas y que la acusación de no cuidar a los futbolistas es injusta. El debate de fondo, sin embargo, persiste: la gestión de las cargas de trabajo en talentos jóvenes como Yamal requiere una comunicación constante y una coordinación que, según el propio Flick, ha sido deficiente. La polémica ha servido para recordar que, más allá de las intenciones de pacificación, la salud de los jugadores en un calendario implacable sigue siendo un campo de batalla entre los grandes clubes europeos y los combinados nacionales.