El gigante asiático busca recuperar el crecimiento
El gobierno chino anunció un nuevo paquete de medidas económicas destinadas a reactivar el crecimiento, en medio de señales de desaceleración en sectores clave como la construcción y la tecnología. El plan incluye incentivos fiscales, créditos preferenciales y apoyo directo a pequeñas y medianas empresas.
La decisión llega en un momento de incertidumbre global, donde China enfrenta una menor demanda externa debido a la ralentización de Europa y Estados Unidos. A esto se suman tensiones comerciales con Occidente y la necesidad de fortalecer su mercado interno.
El sector inmobiliario, que representa una parte significativa de la economía, continúa atravesando dificultades por el alto endeudamiento de grandes desarrolladoras. Para contrarrestar este problema, el gobierno planea facilitar créditos hipotecarios y programas de vivienda social.
Asimismo, se anunció una mayor inversión en innovación tecnológica, con el objetivo de reducir la dependencia de importaciones estratégicas y reforzar la competitividad en áreas como la inteligencia artificial y la producción de semiconductores.
Los analistas consideran que estas medidas pueden dar un impulso inmediato, aunque advierten que el desafío principal es estructural. El envejecimiento de la población y la menor productividad representan obstáculos a largo plazo para el crecimiento sostenido.
A nivel internacional, los mercados reaccionaron con optimismo inicial, aunque persiste la cautela. El desempeño de China es crucial para la economía mundial, ya que influye directamente en el comercio, los precios de las materias primas y la estabilidad financiera global.
Con este nuevo paquete de estímulos, Pekín busca demostrar que todavía tiene margen para impulsar su economía y mantener su rol protagónico en el escenario internacional.