En 2025, China mantiene una postura firme y estratégica frente a las políticas estadounidenses, especialmente ante el regreso de Donald Trump a la presidencia. Pekín ha optado por una combinación de resistencia económica y reposicionamiento diplomático, en respuesta a los nuevos aranceles, restricciones tecnológicas y presiones geopolíticas impulsadas desde Washington. La administración Trump ha intensificado medidas proteccionistas, como el bloqueo al acceso chino a software de diseño de chips avanzados y el endurecimiento de controles sobre exportaciones clave.
Entre desacoplamiento económico y diplomacia calculada: el enfoque chino ante las políticas de Washington
A nivel diplomático, China ha adoptado una postura calculada, manteniendo canales abiertos de negociación mientras proyecta su influencia en regiones clave como Asia, África y América Latina. Aunque las tensiones comerciales y tecnológicas persisten, Pekín no ha cerrado la puerta a posibles acuerdos con Estados Unidos, especialmente si estos implican beneficios mutuos como la reducción de aranceles o cooperación en temas globales.