Desde 2023, Arabia Saudita ha revolucionado el mercado del fútbol con inversiones multimillonarias en su liga local y en proyectos de infraestructura deportiva. Jugadores como Cristiano Ronaldo, Neymar, Benzema y Kanté han firmado con clubes saudíes, atrayendo la atención internacional.
La Saudi Pro League, que antes pasaba desapercibida, ahora compite por fichajes con las grandes ligas europeas. El objetivo no solo es deportivo, sino también político y económico: posicionar al país como una potencia deportiva global en el marco de su plan “Visión 2030”.
Millonarias inversiones cambian el equilibrio competitivo global
El impacto ha sido inmediato. Las transmisiones de partidos aumentaron, los ingresos por derechos audiovisuales crecieron, y se ha registrado un alza de turismo deportivo. Al mismo tiempo, algunos critican el fenómeno como “sportswashing”: usar el deporte para limpiar la imagen de un país con problemas de derechos humanos.
En paralelo, Arabia Saudita busca organizar eventos de primer nivel como la Copa Mundial de la FIFA en 2034, para lo cual ya ha comenzado a construir estadios ultramodernos y centros de alto rendimiento.
El fútbol global está en transformación. Con poder financiero casi ilimitado, Arabia Saudita desafía la hegemonía europea y plantea preguntas sobre el equilibrio competitivo, la ética y el futuro del deporte. Una nueva etapa ha comenzado, y el balón ya no rueda solo en Europa.