Aunque el uso del dinero en efectivo está disminuyendo en Europa, sigue siendo el método de pago más común en 14 de los 20 países de la zona euro. En lugares como Malta (67 %), Italia (61 %) y Eslovenia (64 %), el efectivo representa más de la mitad de las transacciones. Estos países valoran la tangibilidad, privacidad y accesibilidad del billete, especialmente en zonas rurales o entre adultos mayores. En contraste, Países Bajos (22 %), Finlandia (27 %) y Luxemburgo (37 %) han adoptado masivamente los pagos digitales, impulsados por campañas bancarias, baja comisión para comerciantes y alta penetración tecnológica.
Mientras el sur y el este lo conservan, el norte y el oeste aceleran su desaparición: el mapa desigual del dinero físico en 2025
El Banco Central Europeo estima que el efectivo representa el 52 % de las transacciones en número, pero solo el 39 % en valor total, lo que indica que se usa más para pagos pequeños. La tendencia apunta a una Europa dividida: mientras unos países lo ven como un “seguro social” ante crisis, otros lo consideran obsoleto. El futuro del efectivo dependerá de factores culturales, tecnológicos y políticos, pero por ahora, su desaparición no será uniforme ni inmediata.