En julio de 2025, Europa está viviendo una ola de calor sin precedentes que afecta a países como España, Francia, Italia y Grecia. Las temperaturas han superado los 45 °C en algunas regiones, generando emergencias sanitarias, incendios forestales y restricciones al uso del agua.
Las autoridades han emitido alertas rojas en ciudades como Madrid, Marsella y Roma, recomendando a la población evitar salir durante las horas más calurosas y mantenerse hidratada. Hospitales reportan un aumento en los casos de golpes de calor, especialmente entre personas mayores y niños.
El cambio climático intensifica los eventos extremos
El cambio climático es señalado como el principal responsable de estos fenómenos cada vez más frecuentes e intensos. Estudios científicos advierten que, si no se toman medidas drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, Europa podría enfrentar veranos aún más extremos en la próxima década.
El sector agrícola también está sufriendo consecuencias: cosechas enteras de olivo y uva están en riesgo, lo que podría impactar la economía del sur del continente. Además, el turismo se ve afectado, ya que las altas temperaturas disuaden a muchos viajeros de visitar las zonas más calurosas.
Organismos como la ONU y la UE han urgido a los gobiernos a acelerar las políticas de transición energética, reforzar infraestructuras urbanas frente al calor y educar a la población sobre cómo adaptarse a estas nuevas condiciones climáticas.