Desde su llegada a las Grandes Ligas, Shohei Ohtani se ha consolidado como un fenómeno único, capaz de dominar tanto en el montículo como con el bate. Este tipo de jugador “bidireccional” no se veía desde Babe Ruth, lo que convierte a Ohtani en una figura histórica en tiempo real.
Ohtani no solo es una atracción mediática, sino una pieza clave en cualquier equipo donde juegue. Tras su transferencia a los Dodgers, ha continuado con su producción ofensiva, acumulando jonrones, impulsadas y bases robadas, mientras mantiene un promedio de bateo respetable.
Aunque una lesión en el brazo lo ha limitado como lanzador en 2025, su presencia como bateador designado sigue marcando la diferencia. Su ética de trabajo, disciplina y enfoque en el juego lo han hecho extremadamente respetado entre sus compañeros y rivales.
Además, Ohtani tiene un impacto global. Su presencia ha aumentado el interés por la MLB en Asia, especialmente en Japón, su país natal. El mercadeo internacional de la liga ha crecido considerablemente gracias a su figura, convirtiéndolo en un embajador natural del béisbol.
En tiempos donde el béisbol busca atraer nuevas audiencias, la figura de Shohei Ohtani es crucial. Representa lo mejor del deporte: talento, versatilidad y humildad. Mientras siga saludable, no hay duda de que seguirá reescribiendo los libros de historia de la MLB.