Contrario a la creencia popular de que un año humano equivale a siete años gatunos, los expertos veterinarios y etólogos confirman que el envejecimiento felino no es lineal, sino que ocurre a un ritmo acelerado en sus primeras etapas. Para calcular la edad de un gato en años humanos de manera precisa, se utiliza una fórmula que refleja su rápida maduración. Un gato de un año de vida ya ha alcanzado la madurez sexual y el desarrollo físico que corresponde a un adolescente de unos 15 años humanos. Su segundo año añade nueve años más a su equivalente humano, por lo que un gato de dos años tiene aproximadamente 24 años humanos. A partir de ese momento, el ritmo se estabiliza. Por cada año adicional de vida felina, simplemente se suman cuatro años humanos. Este cálculo es fundamental para los dueños, ya que permite comprender mejor las necesidades de su mascota y adaptar su dieta, rutinas de ejercicio y, lo más importante, su plan de chequeos veterinarios.

Adiós al Mito del «Año por Siete»: La Fórmula No Lineal del Envejecimiento Felino

Para los casos en los que no se conoce el historial de un gato, como los adoptados o rescatados, los veterinarios se basan en varios indicadores físicos para estimar su edad aproximada. La clave principal es el estado de su dentadura. Los gatitos desarrollan sus primeros dientes entre las dos y cuatro semanas, y tienen toda su dentadura permanente a los siete meses. A partir de ahí, el desgaste dental y la acumulación de sarro son pistas cruciales: la aparición de un ligero sarro en algunos dientes puede indicar una edad de dos a tres años, mientras que el sarro generalizado sugiere una edad de tres a cinco años. Otros signos incluyen el estado de sus ojos (un iris liso indica juventud, mientras que la opacidad o las secreciones suelen aparecer después de los 12 años) y el tono muscular. Un gato sénior se considera a partir de los 11 años (alrededor de 60 años humanos) y requiere cuidados más específicos y chequeos semestrales. Conocer la edad real de tu gato es vital para ofrecerle la atención adecuada en cada una de sus etapas de vida.