Aprender un nuevo idioma puede ser una experiencia enriquecedora, pero no todos los idiomas presentan el mismo nivel de dificultad. Para los hispanohablantes, el italiano es considerado uno de los más fáciles de aprender gracias a su raíz latina compartida, vocabulario similar y pronunciación clara. Otros idiomas accesibles incluyen el portugués, el catalán y el francés, todos pertenecientes a la familia de lenguas romances. Su estructura gramatical y fonética guarda muchas similitudes con el español, lo que facilita la comprensión y el aprendizaje rápido.
Desde el italiano hasta el mandarín, la dificultad de aprender un idioma depende del origen lingüístico y la estructura gramatical
En contraste, el idioma más difícil de aprender para hispanohablantes suele ser el chino mandarín, debido a su sistema de escritura logográfico, tonos fonéticos y gramática completamente distinta. También se consideran complejos el árabe, el japonés y el coreano, por sus alfabetos únicos, reglas sintácticas y pronunciación desafiante. La dificultad aumenta si el idioma pertenece a una familia lingüística lejana al español. Sin embargo, factores como la motivación, la exposición constante y el método de estudio pueden influir significativamente en el proceso. Elegir un idioma que se alinee con tus intereses y entorno cultural puede marcar la diferencia entre el abandono y el dominio.