Aunque hoy el tenis es reconocido como uno de los deportes más elegantes y populares del mundo, sus orígenes estuvieron lejos de la seguridad y sofisticación actuales. En la Francia medieval y renacentista, la primera versión del tenis —conocida como jeu de paume— se jugaba en salones cerrados, utilizando las manos desnudas o guantes rudimentarios antes de la aparición de las raquetas. Este formato implicaba pelotas duras de cuero rellenas que podían alcanzar gran velocidad, lo que generaba frecuentes accidentes entre quienes lo practicaban. La nobleza francesa lo convirtió en su pasatiempo favorito, pero esa popularidad también trajo tragedias. Documentos históricos señalan que varios miembros de la realeza sufrieron heridas graves, e incluso algunos encontraron la muerte a causa de golpes en la cabeza o desmayos derivados del intenso esfuerzo físico. Este lado oscuro de los inicios del tenis contrasta con la imagen actual del deporte, pero demuestra cómo la evolución de la práctica estuvo marcada por riesgos insospechados.
Antes de convertirse en una disciplina moderna y global, el tenis era un juego arriesgado practicado en la corte, con consecuencias fatales para nobles y reyes
Entre los episodios más recordados está el caso del rey Luis X de Francia, quien murió en 1316 tras jugar una intensa partida de jeu de paume. Las crónicas de la época mencionan que, después del juego, el monarca sufrió un colapso que resultó fatal. No fue el único: otros nobles franceses también padecieron las consecuencias de este arriesgado entretenimiento, lo que convirtió al tenis primitivo en un deporte tan prestigioso como peligroso. Estos antecedentes históricos explican por qué, con el tiempo, se introdujeron mejoras en el equipamiento, la cancha y las reglas, transformando al tenis en la disciplina segura y competitiva que conocemos hoy. La transición del tenis real al tenis moderno no solo fue una cuestión de técnica, sino también de preservar la salud de sus practicantes. Actualmente, la anécdota de los reyes franceses muertos por el juego añade un componente fascinante y sombrío a la historia del deporte. Saber que una actividad que hoy mueve millones en torneos como Wimbledon o Roland Garros alguna vez fue mortal en la corte, conecta la tradición del tenis con una herencia tan peligrosa como apasionante.